El cuento de Rosario Castellanos “Modesta Gómez”, es un buen ejemplo de lo que J.C.F. Schiller en su “Cartas Sobre la Educación Estética del Hombre” llama el impulso sensible, ya que la autora a través de un caso particular logra conectarnos con una realidad, que si bien es cierto todos sabemos que existe, es el relato el que nos hace tomar un momento para reflexionar sobre esa realidad en particular y la descubre a nuestra conciencia, en otras palabras al recibir ese impulso sensible y citando de nueva cuenta a Schiller, llegar al cerebro por el camino del corazón.
La forma como se manifiesta este impulso sensible, que se ha recibido por medio del extraordinario cuento de Rosario Castellanos, en mi caso toma forma por medio de distintos cuestionamientos que tienen que ver con el Derecho Indigenista y la idea de la justicia, ya que aún cuando contamos con un precepto constitucional expreso (artículo 2, apartado A), en el que se reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para decidir sobre sus formas internas de convivencia ¿puede alguien tener el derecho sobre otra persona, a tal grado, para poder venderla como a cualquier mercancía?, ¿puede la costumbre, de los pueblos indígenas, ser válida para justificar el abuso de los hombres sobre la mujer, o de los que ya no se consideran indios sobre éstos?
Es cierto, que desde la época en que se escribió este cuento (1960 aproximadamente) hasta la fecha, han pasado muchas cosas en materia de derechos Indígenas en nuestro país, como por ejemplo las reformas constitucionales y la creación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (2003), sin embargo no puedo dejar de preguntarme ¿cuántos impulsos sensibles de esta magnitud hacen falta para que alcancemos la libertad, la armonía política y la igualdad social en materia indígena?
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