Dentro del vasto repertorio de temas que pueden servirnos para poder aproximarnos a nuestro objeto de estudio, me parece que se encuentra uno muy interesante y entretenido, puesto que es algo que todos hemos hecho en mayor o menor medida y que además a casi todas las personas, por no decir que a todas nos gusta, esto es el juego.
El juego provee de nuevas formas para explorar la realidad y estrategias diferentes para operar sobre ésta. Favorece un espacio para lo espontáneo, en un mundo donde la mayoría de las cosas están reglamentadas. Los juegos le permiten al grupo (a los estudiantes) descubrir nuevas facetas de su imaginación, pensar en numerosas alternativas para un problema, desarrollar diferentes modos y estilos de pensamiento, y favorecen el cambio de conducta que se enriquece y diversifica en el intercambio grupal. El juego rescata la fantasía y el espíritu infantil tan frecuentes en la niñez. Por eso muchos de estos juegos proponen un regreso al pasado que permite aflorar nuevamente la curiosidad, la fascinación, el asombro, la espontaneidad y la autenticidad.
Entre todas las bondades que proporciona el juego, se encuentra que nos enseña la convivencia de grupo el respeto a los demás, además que se asemeja mucho a la actuación judicial, puesto que las partes se concentran en la contienda a ganar el juicio que no es posible eliminar el contenido agonal en ningún momento, por su parte la contienda judicial es una competición y a menudo toma forma de una carrera o de una apuesta, el demandante apuesta en el proceso por su derecho, es decir, que reta a la parte contraria, para que colocando una prenda, le dispute su derecho y la contienda podría ser aceptada como una pugna de palabras que se mantiene en el proceso jurídico, pero yo no lo se de cierto.